¿Has estado cansado de sentirte triste, solo, enojado o algo parecido? Las emociones se acumulan en nuestro interior como un vaso de agua que se va llenando gota a gota y de pronto pareciera que el mundo ha llegado a ser demasiado para nosotros. Cuando vivimos continuamente lo mismo vamos, poco a poco, perdiendo la fuerza para hacer algo, vamos olvidando los motivos que tenemos para buscar salir adelante y puede llegar el momento en que las cosas nos sobrepasan.
Cuando nos hemos cansado podemos pensar que es por lo que estamos viviendo y sintiendo, sin embargo hay algo más… el tiempo que hemos estado cargando las mismas cosas. ¿Cuánto tiempo tienes ciclado en las mismas situaciones? ¿Hace cuánto que piensas de esta manera y sientes estas cosas en tu interior?

Imagen por Justin Novello en Unsplash
Imagina que tomas un vaso lleno de agua y lo sostienes con tu brazo extendido hacia el frente. Al principio el peso del vaso parece ser poco y no genera ningún tipo de molestia, pero con el tiempo empezará a generar algún tipo de incomodidad en tu cuerpo. Si lo sostienes el tiempo suficiente llegará el momento en que tu brazo casi esté paralizado y sientas calambres recorriendo todo tu brazo, incluso tal vez hasta tu cabeza o espalda.
Justo ayer estuve en una clase de Kundalini Yoga donde me queda claro que los ejercicios pueden ser muy simples, pero la clave está en la repetición y duración de los mismos. Mantener tus brazos elevados hacia el cielo puede ser fácil, pero hacerlo durante 3 o 5 minutos se puede convertir en un reto para muchos de nosotros.
El problema cuando estamos cansados generalmente no viene de lo que estamos sintiendo, sino del tiempo que tenemos sintiendo lo mismo. Las emociones no son el problema, sino nuestras ganas de aferrarnos a las cosas y nuestra ignorancia que nos separa de la oportunidad de utilizarlas como una herramienta de descubrimiento y evolución.
“El problema no viene de lo que estamos sintiendo, sino del tiempo que tenemos cargando lo mismo.”
Muchos hemos pensado que las emociones son malas y queremos evitar a toda costa sentirlas. Podemos intentarlo tanto como queramos, sin embargo no podemos separarnos de ellas pues son la naturaleza del cuerpo y del plano en el que nos encontramos. Aprender a relacionarnos con ellas puede cambiar por completo la forma en que vivimos.
¿Por qué nos resistimos tanto a sentir? Al no querer sentir y juzgar con tanta carga negativa a las emociones lo único que hacemos es intensificarlas y convertirlas en algo dañino. Las emociones se pueden convertir en un gran regalo al estar en este mundo si nos damos la oportunidad de sentir.
Hemos dejado que lo que vivimos determine lo que sentimos, así que cualquier tipo de problema que tenemos nos lleva a sentirnos tristes, frustrados, impotentes, enojados o incapaces. Mientras seguimos sintiéndonos de esta manera seguimos repitiendo las mismas acciones y llegando al mismo lugar una y otra vez.
Mientras seguimos viviendo los mismos problemas seguimos reforzando nuestras emociones y esto se convierte en un ciclo de nunca acabar. Estoy frustrado por la situación económica en la que me encuentro y entrego tanto poder a esta frustración que simplemente no puedo canalizar mi energía a encontrar una solución. Me mantengo en la misma situación y mi frustración simplemente sigue creciendo y consumiéndome.
Mientras no nos demos un espacio para sentir y atravesar esas emociones, para procesar esta energía y recuperar el poder que se ha quedado estancado en estas situaciones, simplemente seguiremos atados al mismo lugar. Al hacer esto estamos eligiendo un sufrimiento permanente, en vez de el aparente “dolor” que viene cuando enfrentamos nuestras emociones y nos disponemos a liberar lo que hay en nuestro interior.

Imagen por Zohre Nemati en Unsplash
Si estás cansado de sentirte así es porque ha llegado el momento de enfrentar lo que sientes y darle salida, en el momento en que te permites sentarte con tus emociones y procesarlas la liberación se hace posible. Liberarnos de lo que sentimos y venimos cargando desde hace mucho tiempo puede ser una de las mejores vías a la libertad y a la paz interior.
El problema no está en las emociones que sientes, sino en el aferrarte a ellas y no dejarlas moverse. Cada vez que tratas de negar lo que sientes te aferras a esa emoción y la entierras dentro de ti. Estas emociones seguirán creciendo, contaminando tu mundo interno, hasta que te sientes frente a ellas y las dejes salir.
“Cada vez que tratas de negar lo que sientes te aferras a esa emoción y la entierras dentro de ti.”
Artículo escrito por José Carlos Martínez, fundador de Norte Verdadero.

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