Cada día me queda más clara la gran sabiduría de Louise Hay, quien sigue siendo una gran maestra para mí. Honro su vida y agradezco profundamente el legado que nos dejó. Uno de sus mensajes principales es que todos los problemas que tenemos se basan en la falta de amor propio. Conforme pasan los años y sigo acompañando a las personas en sus procesos personales, tengo la fortuna de ser testigo de procesos de todo tipo y puedo ver que definitivamente el amor propio sigue siendo la base de todo.
Es real que no nos amamos lo suficiente y, más allá de amarnos, ni siquiera podemos aceptarnos tal como somos. Sufrimos todo el tiempo por las cosas que no podemos hacer bien y nos comparamos continuamente con todo el mundo. Sin importar la persona que elijas observar, habrá cosas que hará mejor que tú, pero también habrá cosas que tú harás mejor que ella. Compararnos con otros no ayuda porque nuestros caminos, historias, contextos y propósitos son muy distintos.

Imagen por Aiony Haust en Unsplash
Estamos sufriendo por elección. Dicen las palabras de Buda: “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”. Hay situaciones que nos generan dolor, pero también muchas veces nosotros nos quedamos ciclados en comportamientos que nos hacen daño a nosotros mismos.
La mayoría de nosotros seguimos sufriendo por cosas del pasado que no hemos podido aceptar y que seguimos cargando. Seguimos sufriendo por situaciones que queremos cambiar y que no logramos aceptar. La falta de aceptación, de lo que somos hoy y lo que vivimos en el presente, es una de las grandes razones por las que sufrimos, de hecho sería la razón principal de nuestro sufrimiento.
Si lográramos aceptar la vida tal como es, aceptarnos a nosotros tal como somos y aceptar a las personas que están a nuestro alrededor tal como son, entonces el sufrimiento interno que vivimos se detendría. Estamos tan aferrados a la idea de lo que se supone que tiene que ser nuestra vida, lo que tenemos que ser y lo que tienen que ser los demás, que no permitimos a la vida desenvolverse.
“Si lográramos aceptar la vida tal como es, el sufrimiento interno que vivimos se detendría.”
Estamos asfixiándonos a nosotros mismos al tratar de forzarnos a ser cosas que en este momento no somos, y hacemos lo mismo con otras personas y con las circunstancias en nuestra vida. Tratamos de forzar tantas cosas que terminamos asfixiando los procesos porque no podemos conectar con la paciencia y la aceptación para permitir que los procesos se desenvuelvan por sí solos.
Detrás de esa tremenda necesidad de forzar y controlar las cosas para que cumplan lo que pienso que se debe cumplir ( y vaya que es mi mente y ego quienes creen que tiene que ser de esa manera), hay un profundo miedo. La realidad de las cosas es que tenemos miedo al dolor, creemos que si las cosas no son como nos dijeron que tenían que ser sufriremos. El problema es que no nos damos cuenta que ya estamos sufriendo al seguir pensando que las cosas no están bien, al no poder aceptar lo que estamos viviendo en el presente. Son nuestras heridas por las experiencias de nuestro pasado las que nos siguen bloqueando.
En cuanto podamos entender que somos perfectos tal como somos y que la vida es perfecta tal como es, podremos soltar esa tremenda necesidad de controlarla y así, tal vez, llegar a disfrutarla más.
Una de las preocupaciones más grandes de las personas, a la hora de hablar de la aceptación, es que piensan que aceptación se traduce en conformismo. Es decir, “aceptar las cosas quiere decir que estoy bien con lo que está pasando y dejaré de buscar el cambio”. El concepto de aceptación es muy distinto al conformismo.
Aceptación quiere decir dejar de sufrir porque las cosas no suceden como quieres que sucedan. Aceptar que hay cosas que están más allá de tu control, que por más que lleves a cabo ciertas acciones, hay otras que no puedes controlar. Aceptar quiere decir que reconoces que hay un proceso ante todo lo que vives, que hay una conciencia superior que orquesta las cosas y, más que otra cosa, quiere decir que eliges abrir tus brazos a la paz interior.
La evolución y el cambio son una parte natural de la vida. Si estás abierto a la vida, tu evolución y crecimiento se darán de manera natural. No hay forma en que puedas evitar el crecimiento, tal vez la única manera de evitarlo sería aferrándote al pasado.

Imagen por Svyatoslav Romanov en Unsplash
Cuando comienzas a aceptar lo que eres y lo que está pasando en tu vida puedes dejar de asfixiarte y asfixiar a la vida misma y puedes comenzar a disfrutar cada paso. Cuando estás abierto a aceptar y vivir cada una de las experiencias que la vida te trae estarás evolucionando casi sin darte cuenta.
Aceptar el lugar en el que estás también quiere decir que aceptas el lugar al que quieres llegar, pero permitiendo que el proceso se vaya desenvolviendo sin que te mantenga estresado todo el tiempo, incluso desapegándote del resultado. Cuando logras aceptar de verdad, estás en paz.
“Cuando logras aceptar de verdad, estás en paz.”
Artículo escrito por José Carlos Martínez, fundador de Norte Verdadero.

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