¿Y si hubiera más de un método (más de un camino) para llegar al lugar deseado? Podemos pensar que lo que ha funcionado para otra persona es lo que funcionará para mí, o viceversa, lo que ha funcionado para mí debe funcionar para las otras personas. Conforme recorría mi camino, en los primeros años, fue Reiki lo que me ayudó a despertar y reencontrarme con algo que había olvidado. A través de la senda del Reiki fui conociéndome y, al mismo tiempo, descubriendo posibilidades que iban más allá de lo que creía posible
Como la mayoría de los que crecimos en occidente, aprendí a tratar cada síntoma con un medicamento y ver al cuerpo como una máquina que al malfuncionar requería un ajuste físico, a pensar que las cosas eran simples casualidades y que el resultado de mi vida sería una combinación de mi trabajo duro con lo que la suerte trajera. Empezar a descubrir otras formas de ver la realidad e ir disolviendo poco a poco esas antiguas creencias fueron algunos de los grandes regalos que Reiki trajo a mi vida.

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Al ver lo mágico que podía ser el reconocer esa energía universal y hacerla parte de mi vida, entender que hay mucho más que sólo casualidades y descubrir el rol que jugamos en todo lo que vivimos, empecé a darle un gran lugar a Reiki en mi vida. Esto fue muy positivo porque me permitió profundizar y avanzar en el sendero, pero también me hizo juzgar otros caminos como “equivocados”. Lo que estaba experimentando era tan profundo, maravilloso y liberador que pensaba que no podía haber nada más.
Hoy puedo agradecer el lugar al que llegué, porque desde el principio fui cuidado y llevado de la mano de una manera responsable. Gracias a esto pude ver cuando esto no pasaba en otros lugares.
Llegó el momento en que empecé a explorar otros lugares, caminos, facilitadores, etc. Hubo de todo, grandes procesos que me ayudaron a vivir experiencias profundas de otra manera y así romper mis creencias para entender que la conexión trasciende los métodos, también hubo el polo opuesto donde estuve con facilitadores que me enseñaron todo lo que puedes hacer mal como guía.
“Lo que estaba experimentando era tan profundo, maravilloso y liberador que pensaba que no podía haber nada más.”
Mi camino, poco a poco, me fue llevando a explorar distintas formas de hacer las cosas y distintas “dimensiones” o “niveles” en que podemos conectar. Con el tiempo, fui reconociendo que cada método y pedazo de información que llegaba a mí traía una parte más que complementaba lo que ya había recibido antes. Entendí, en algún momento, que nuestra actitud, intención y el lugar desde donde hacemos las cosas es lo que marca la diferencia. Empezando por nuestra actitud hacia nuestras experiencias.
En algún momento pensé que el llegar a la maestría de Reiki significaba que ya había terminado y que esto me obligaba a ser el guía iluminado que tenía todas las respuestas. Claro que en ese momento no estaba consciente de ello, fue una idea que mi subconsciente creó sin que me diera cuenta. Más adelante, pude atravesar esa línea y darme cuenta de lo mucho que me falta por recorrer. A veces parece que entre más avanzamos, simplemente nos damos cuenta que menos sabemos. Como dijo Sócrates “Yo sólo sé que no sé nada”.
En el momento en que cambiamos la perspectiva del sabelotodo al aprendiz podemos aprender de cada experiencia y cada persona que se presenta frente a nosotros. Así que decidí quitar esa responsabilidad de saber, para simplemente reconocer que estoy en constante aprendizaje y en ese momento vino la libertad y, por otro lado, la oportunidad de recibir más y más en todas partes. Esto me llevó a abrir la puerta a más regalos.
En alguno de los entrenamientos que tuve la oportunidad de vivir nos hablaron de un experimento que hicieron donde reunieron a sanadores de todas las corrientes que pudieron encontrar, y no eran simplemente practicantes, sino expertos en cada uno de los temas. Lo que hicieron fue estudiar el lugar donde se concentra la conciencia y energía del sanador mientras realiza su terapia. Después de pasar por una larga cantidad de sanadores, se dieron cuenta que en todos y cada uno de los casos el sanador estaba centrándose en el chakra del corazón inferior, hogar del amor incondicional.
Antes de que lo preguntes… no, lamentablemente no tengo la información del estudio ni mayores detalles. Sin embargo, me quedó tan claro: “es el amor incondicional lo que verdaderamente sana”.
La sanación trasciende el método que utilicemos para buscarla, cuando podemos albergarnos en ese espacio interior del amor incondicional, es cuando realmente sanamos. Justo aquí quería llegar en este artículo. Podemos aprender todos los métodos posibles y seguir todos los rituales que nos han enseñado, pero si no estamos realmente conectando con el amor incondicional y vibrando ahí, entonces nada pasará.

Imagen por Steve Halama en Unsplash
Las palabras, decretos, procesos quedan vacíos cuando no estamos moviéndonos desde el lugar adecuado, pero también el efecto se da a la inversa. Cuando llegas a vibrar en amor incondicional, tu simple presencia puede generar un efecto en las personas a tu alrededor y, sin importar el método que uses, el lugar en el que te encuentres o las personas con las que estés, podrás reconocer ese amor incondicional y esa conexión con la conciencia superior en todo momento.
Desde mi perspectiva, esta es la verdadera espiritualidad. Trascender la separación al pensar que un método es mejor que otro, una religión mejor que otra, una filosofía o corriente mejor que otra, una práctica o disciplina mejor que otra, para realmente reconocer que lo importante radica en el proceso de autoconocimiento y expansión para volver a nuestra esencia: el amor incondicional. Amar incondicionalmente significa poder trascender cualquier juicio para simplemente amar.
Entonces, ¿importa qué método usas? En pocas palabras, sí porque el método tal vez ya se convirtió en tu forma de llegar al amor incondicional, pero en otro nivel puedes trascender los métodos y saber que no importa el camino que utilices, lo importante es estar en esa vibración.
“Cuando llegas a vibrar en amor incondicional, tu simple presencia puede generar un efecto en las personas a tu alrededor y, sin importar el método que uses, el lugar en el que te encuentres o las personas con las que estés, podrás reconocer ese amor incondicional y esa conexión con la conciencia superior en todo momento.”
Artículo escrito por José Carlos Martínez, fundador de Norte Verdadero.

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