Cada vez que una experiencia se te haga tan grande, dolorosa, impactante o absorbente que te olvidas de lo pequeña que en realidad es, estás perdiendo la perspectiva. Te has dejado envolver en el drama de la situación. En estos momentos aislarte, tomar un respiro y recordar puede ser, tal vez, lo más inteligente que podrías hacer.
Cada vez que miras un amanecer, que observas la vista desde una montaña o un edificio suficientemente alto o que puedes recostarte en el suelo a ver las estrellas en una noche despejada puedes recordar la inmensidad de la creación, la infinididad del tiempo/espacio y lo pequeño e insignificante que puede ser un momento o una experiencia. Me queda claro que cada experiencia es sumamente importante y hasta el más mínimo suspiro está creando un impacto en todo el cosmos, pero me refiero a que con todo lo que está pasando allá afuera podemos recordar que está experiencia también pasará.

Imagen por Klemen Vrankar en Unsplash
Nos olvidamos que somos más que el cuerpo que habitamos, que los pensamientos que tenemos, las emociones que sentimos, lo que hacemos y lo que decimos. Somos mucho más que lo que hemos aprendido, los logros que tenemos, títulos, diplomas y experiencias. Nos olvidamos que todo eso es simplemente una parte que está contenida dentro del espacio que realmente somos.
Somos el espacio donde todo sucede, el que observa lo que sucede, quien lo hace suceder y lo que está sucediendo al mismo tiempo.
“Somos el espacio donde todo sucede, el que observa lo que sucede, quien lo hace suceder y lo que está sucediendo al mismo tiempo.”
Cuando podemos hacernos para atrás y observar lo que sucede, conectamos con el testigo y tomamos otra perspectiva. Lo mismo cuando nos salimos de todo esto y simplemente conectamos con el espacio donde todo sucede, el vacío que nos lleva a la unidad y a la fuente. Estos son momentos de conexión profunda que nos devuelven a nuestro origen, a la paz y al equilibrio, a veces sin siquiera saber lo que está sucediendo. ¿Has tenido esos momentos de conexión donde te pierdes en tu interior y de pronto pareciera que todo cambió? En estos momentos lo que te preocupaba antes de esa experiencia ahora pareciera no tener tanto peso sobre ti. Tal vez en ese momento no sabes qué paso, pero sabes que algo pasó porque el cambio es evidente.
Tal vez simplemente recordaste lo que es verdadero… que eres mucho más que sólo tu cuerpo, nombre, pensamientos, emociones o experiencias.

Tal como una radio que sintoniza una estación y está transmitiendo lo que un emisor está enviando. Las bajas frecuencias, que están conectadas con el miedo, están conectándote con pensamientos negativos, limitantes y tóxicos, pero puede ser tan simple salir de ahí. ¡Lo importante es reconocer que no todo lo que pasa por tu mente es verdad!
Cuando recordamos que somos mucho más que el cuerpo, mente, emociones y experiencias podemos separarnos de ellas para cambiar lo que estamos viviendo internamente ante cualquier situación. Tomar conciencia de lo que está pasando en ti, cambiar la perspectiva, sintonizar otra frecuencia y generar una experiencia totalmente distinta puede suceder en escasos segundos. Conforme nos vamos separando cada vez más de estos elementos a los que nos hemos anclado resulta mucho más fácil y rápido.
“La mayoría del tiempo no estamos eligiendo conscientemente nuestros pensamientos, simplemente estamos vibrando en una cierta frecuencia recibiendo la serie de pensamientos que empata a la frecuencia en la que nos encontramos.”

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