Muchos de nosotros vamos por la vida buscando ser aceptados y esto es obvio, porque la naturaleza del ser humano es social. No estamos diseñados para estar aislados, somos como células de un organismo mayor que se necesitan las unas a las otras. Realmente la idea de que somos “independientes” es ilusoria, la idea de que estamos separados también lo es.
Entre más negamos que realmente nos necesitamos, más estamos padeciendo y sufriendo nuestras propias acciones. Nuestra sociedad está transitando por periodos de mucha desconexión y pienso que estamos “deshumanizados”. Hemos perdido de vista esas partes que nos unen, en cierto modo como seres humanos todos hemos sufrido y venimos cargando heridas, inseguridades, resentimientos, etc. Por otro lado, todos somos y buscamos el amor. Entre menos veamos que lo que está en el fondo de todo es el amor y, que al mismo tiempo, es justo lo que más necesitamos en estos momentos, más nos alejamos de él.
Esta naturaleza social está en nuestras necesidades más básicas. En la antigüedad, no pertenecer a la tribu significaba morir. Si no eras parte de la tribu no tenías protección, alimento, etc.
Hoy seguimos buscando ser parte de algo, aunque queramos convencernos de que somos independientes y que podemos pensar/hacer lo que queramos, una parte de nosotros siempre buscará integrarse. Ese miedo a morir por no ser parte de la tribu sigue instalado en nuestro adn.

Imagen por Philippe Bourhis en Unsplash
En el mundo “real” (en el exterior, en la sociedad, en la vida pública) mostramos una cara de nosotros que vendría siendo más bien una máscara. Escondemos muchas cosas, aparentamos muchísimas otras y dejamos enterradas las cosas que están más cerca de nuestro corazón porque resultan ser las que nos hacen sentir más vulnerables.
Este comportamiento hace que constantemente estemos en una especie de corto circuito… sintiendo que afuera somos (o nos vemos obligados a ser) una persona, mientras que adentro somos otra completamente distinta.
Con esto nos sentimos constantemente “descompuestos”, nos sentimos diferentes y fuera de lugar. Pensamos que somos los únicos que tienen problemas porque vemos a los demás funcionando “perfectamente” y porque vemos vidas “perfectas” a través de las redes sociales y los medios masivos.
Tratamos constantemente de buscar un ideal, nos comparamos con un estándar de perfección que está sobre valorado. Así, nos olvidamos de que en realidad todos somos parte de lo mismo y que en el fondo tenemos heridas, sufrimos y buscamos ser amados.
“Escondemos muchas cosas, aparentamos muchísimas otras y dejamos enterradas las cosas que están más cerca de nuestro corazón porque resultan ser las que nos hacen sentir más vulnerables.”
Lo que es aceptado simplemente es algo que se ha estandarizado, ¿quién dice que el estándar es lo que realmente está bien?. No digo que una cosa esté bien y otra mal, pero creo que el estándar que nos rige hoy nos está llevando a terrenos muy oscuros. Pasamos por momentos de mucha tristeza, aislamiento, desconexión, frustración, etc. La idea de tener una vida plena pareciera estar más lejos que nunca. Ahora pareciera que simplemente necesitamos sobrevivir y mantenernos al corriente con la rapidez que se está presentando en nuestro día a día.
Antes dije que nos ponemos máscaras y enterramos lo que está más cerca de nuestro corazón porque nos hace sentir vulnerables. Ahí, cerquitita de nuestro corazón y muy dentro de nosotros, encontramos nuestros sueños más profundos y las cosas que son valiosas para nosotros, las que nos encienden y hacen que nuestros ojos brillen.
Hoy en día, pareciera que es más fácil ser juzgado por soñar con un mundo mejor que por hacer “lo que tienes que hacer” (aún cuando esto no sea correcto/ético) para ganarte la vida.
Y ojo, no estoy hablando de que no hay muchas personas más despertando, que hay espacios donde podemos abrirnos y compartir nuestra luz. Realmente estamos también viviendo un momento de grandes oportunidades, donde hay tantas cosas a nuestro alcance que nos presentan la oportunidad de unir nuestra luz. Pero reconozcamos que el camino hacia allá no siempre resulta fácil.
A lo que voy, es que justo aquellas cosas que te hacen vibrar, los motivos por los que estás aquí y los regalos que puedes traer a este mundo se encuentran en lo más profundo de ti. Para llegar a ellos atravesamos muchas capas y realmente llegamos a sentirnos muy vulnerables porque resulta que la mayoría de las personas no están dispuestas a mostrarse de esa forma. Seguir tu intuición, tus pasiones, tus sueños y lo que amas puede resultar un viaje que te haga sentir raro, fuera de lugar, como que no perteneces, equivocado, soñador, ambicioso, perdido, etc.

Imagen por Anthony Tran en Unsplash
Incluso te puede llevar a tomar decisiones que sean cuestionadas por todo el mundo, ¿por qué?. Porque no es el estándar y por lo tanto las personas no están acostumbradas a ver a otros hacerlo. Dejar el trabajo “seguro” para seguir algo que amas, “dejar” tu relación de años porque de pronto te das cuenta que no sientes un amor verdadero (que no es la persona o el momento indicado), moverte de una ciudad donde están todas las personas que conoces para ir en busca de la aventura de tu vida, etc. son cosas a las que las personas no están acostumbradas y es increíble las pocas personas (en proporción) que realmente lo hacen. Pero, ¿qué crees? la realidad es que aunque no es el estándar, es lo que la mayoría de nosotros queremos y necesitamos.
No necesitas permiso para ser tú, no necesitas permiso para seguir tus pasiones y tomar las decisiones que se sienten bien en lo más profundo de tu corazón. De hecho el mundo no necesita que dejes de ser tú o que renuncies a tus sueños y pasiones, sino todo lo contrario porque justo eso es lo que te lleva a cumplir tu misión y propósitos. La mejor brújula para llevarte a la vida que viniste a vivir es la vibración que sientes cuando dices… “esto es lo que amo”, “esto es lo que realmente quiero hacer”.
Aún cuando todos puedan juzgarte, reconoce que no necesitas permiso para ser tú. Sé amoroso y comparte lo mejor que tienes con los demás, pero no te detengas por quedarte en el “estándar”. El hecho de que sean pocos los que lo hacen no quiere decir que esté mal, poco a poco los demás se unirán a la aventura. Por lo pronto, si tú lo sientes y lo piensas es porque estás listo para hacerlo.
“No necesitas permiso para ser tú, no necesitas permiso para seguir tus pasiones y tomar las decisiones que se sienten bien en lo más profundo de tu corazón.”
Artículo escrito por José Carlos Martínez, fundador de Norte Verdadero.

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